Tengo mascota nueva.
Se llama Cornelio y es un monito.
Es juguetón y travieso.
Se cuelga del rabo boca abajo en cuanto me descuido, porque le encanta mirar el mundo del revés.
Otras veces juega a esconderse detrás de las plantas.
Yo hago como que no lo veo, y él puede estar escondido tiempo y tiempo, hasta que se cansa y se asoma: Hi-Hi.
Su comida favorita son los cocos, pero también le gustan los plátanos, los cacahuetes y los bocadillos de Nocilla.
Alguna vez se enfada conmigo y no quiere ni mirarme.
Pero lo normal es verlo contento y feliz.
Me hace compañía cuando leo, cuando veo la tele y hasta cuando cocino.
Y, de vez en cuando, hace una monería de las suyas y yo me parto de risa.
¡Ay, Cornelio, qué rico eres!