Hace ya un par de meses empecé a preparar mis envíos navideños.
Todo mi (escaso) tiempo libre lo dediqué a fabricar pequeños pascualines, de los que hoy traigo una muestra.
El primero tiene el cuerpecillo de tela, y un gorrito de lana que abulta más que él.
Para que no se pierda, le he hecho una cajita decorada y acogedora.
De su gorro sale una cuerdecilla para poder colgarlo.
El otro pascualín es enterito de lana, y también tiene su cajita para dormir.
Una brillante fila de abalorios cuelga de su gorro.
Mi mesa/cajonera favorita se ve estos días un poco más llena de lo normal.
Varios pascualines están a la espera de ser enviados.
Unos terminarán en el árbol, otros colgados del picaporte de una puerta, otros del tirador del armario... y algunos acompañarán a su dueño durante las navidades colgados del bolso o mochila.
Y tú, ¿dónde pondrías un pascualín?